La instalación o el cambio de un grifo de cocina o baño es una sencilla tarea de fontanería que puede hacer uno mismo y que en apenas una hora, podrás disfrutar ahorrando en los costes de instalación.
El uso diario de nuestros grifos de lavabo o baño conlleva un desgaste que requiere su cambio con el paso del tiempo. Aunque también puede que queramos renovarlo por razones estéticas. En cualquier caso, es una tarea de fontanería sencilla que se puede realizar sin necesidad de tener conocimientos avanzados de bricolaje ni grandes herramientas o materiales. Basta con una llave inglesa y la información que vamos a darte en este post. ¡Al ataque!
Quitar el antiguo grifo.
En primer lugar, cierra las llaves de corte de agua caliente y fría que se encuentran al final de los latiguillos del grifo y abre el grifo para comprobar que no sale agua. Si las llaves de corte no cierran bien, tendrás que optar por cerrar la llave de paso general de la vivienda. Si sigue saliendo agua y no se corta, mejor llama a un fontanero profesional porque puede ser que estés tocando donde no debes. Insisto, deja de leer y llama a un fontanero.
Si el agua ha dejado de salir, es el momento de desenroscar los latiguillos de cada toma con ayuda de una llave inglesa. A continuación la tuerca ancha que está alrededor de un tubo roscado, es la tuerca que sujeta el grifo, gírala hasta extraerla totalmente junto con el acople de sujeción en forma de herradura y la junta de goma.
Por último, extrae el grifo por la parte superior del lavabo o fregadero y conserva las piezas que estén en buenas condiciones para posibles reparaciones.
Instalar el grifo nuevo.
Colocar el grifo nuevo es tan sencillo como seguir el proceso inverso. Comprueba que colocas la junta de estanqueidad del grifo que es un aro finito de goma que se coloca en la base del grifo, introducirlo por el orificio del fregadero o lavabo y coloca la junta plana, la sujeción en forma de herradura y la tuerca que ya conoces del apartado anterior cuando lo desmontaste. Comprueba que queda firme y centrado.
Finalmente, enrosca cada latiguillo a su toma de agua correspondiente apretándolo con la llave inglesa. Normalmente, el de la izquierda es el del agua caliente y el de la de la derecha el del agua fría.
¡Enhorabuena! ahora solo queda abrir de nuevo las llaves de paso, comprobar que no haya ninguna fuga, recoger herramientas y materiales y lavarse adecuadamente para completar un trabajo bien hecho.